Según Albert Ellis, la adivinación del pensamiento es una de las distorsiones cognitivas más comunes. Lo cierto es que es una de las que más problemas en la comunicación nos genera, ya sea en pareja, familia, amigos o entre simples conocidos.
Cuántas veces no hemos tomado decisiones sobre nuestro comportamiento, anticipando lo que los demás podían pensar. Cuántas veces no hemos mirado a nuestra pareja dando por hecho que uno de sus gestos o sus palabras revelaban algo negativo. Porque, una vez más, utilizamos la adivinación del pensamiento para anticipar lo negativo, seguimos con nuestra lupa bien fija en los detalles negativos.
Lo cierto, es que con esta conducta no sólo nos estamos engañando o distorsionando nuestro pensamiento, sino que además, no le estamos dando a la otra persona la oportunidad de expresarnos lo que de verdad desea. No vamos con la mente abierta, ni otorgamos el beneficio de la duda, y eso nos impide avanzar la mayor parte de las veces.
Cada uno de nosotros evalúa lo que nos rodea de acuerdo a su propia educación y experiencias de vida. Por tanto, no hay una sola interpretación de una realidad, hay multitud de interpretaciones alternativas, tantas como personas. Por tanto, nunca podemos decir con seguridad que quien tenemos enfrente está interpretando las cosas de igual manera que nosotros. De hecho, lo más probable, es que su interpretación sea totalmente diferente.
Quedémonos sólo con una pequeña reflexión: escuchemos a los demás. Escuchémosles de verdad, sin dar nada por sentado, y quedémonos sólo con aquello que nos expresen directamente, no con aquello que creemos que ellos piensan, pues de eso no tengo ninguna prueba, y es más fácil que obedezca a la mera distorsión que a la realidad.
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